Esta carta va dirigida a dos excelentes enfermeras, a las cuales quiero muchísimo, me atrevo a decir que son mis novias, guapísimas, una con melena morena, la otra con melena rubia, siempre se dirigen a mí con una gran sonrisa y con mucha dulzura…
Recordando…. Las conocí cuando me pusieron la sonda gástrica en el hospital Clínico Virgen de la Victoria en el año 2003, nunca olvidare ese día, una chica con muy buen porte y educada se acerco a nosotros, digiriéndose a mi madre le dijo con mucha dulzura y firmeza, hola soy enfermera de enlace me llamo Magdalena Cuevas, me envían del centro de Salud Portada Alta, para lo que me necesitéis, mi madre le contestó: muchas gracias y encantada de conocerle, mi hijo se llama Francisco, le decimos Fran, y mi nombre es Felicidad pero me dicen Milagro, la enfermera de enlace, enseguida se dio cuenta de la tristeza tan enorme que tenía mi madre, su semblante transmitía dolor y sus ojos reflejaban todo, estaba así porque no aceptaba, que me tuvieran que alimentar por un tubito que me pusieron en el estomago, estando yo tan sano y que siempre había comido como un cosaco, mi madre esperaba un milagro y que volviera yo a comer como antes, yo tampoco quería que me alimentase de ninguna forma, tampoco lo aceptaba, mi mente no era capaz de asimilar aquel cambio que estaba pasando en mi vida, cuando mi madre me iba a alimentar, y me acercaba la jeringa para ponerlo en el tubito, le sujetaba las muñecas con tanta fuerza, que sin yo quererlo le salían cardenales, yo no os puedo explicar que me pasaba por la cabeza, pero si os puedo asegurar que mi madre sufría al verme, la enfermera entendiendo por lo que estaba pasando mi madre le dijo Felicidad, mucha paciencia y no olvide que siempre que me necesitéis aquí estaré, y además le añadió, gracias a esa sonda su hijo vive, porque no hubiese resistido más tiempo sin comer, mi madre agacho la cabeza por evitar romper a llorar, pero esas palabras ya se lo habían dicho sus médicos internistas, ni mi madre ni yo olvidaremos a Magdalena Cuevas, por muchas cosas tan bonitas que nos decía, por su apoyo, por su simpatía, por su inteligencia, sabiduría, psicología, por su saber estar, desde mi blogs quiero darte las gracias, si a ti, mi enfermera de enlace, muchos besos, siempre te diré mi novia…..
Otro día os contare de mi otra novia enfermera, llamada Lourdes…..
Recordando…. Las conocí cuando me pusieron la sonda gástrica en el hospital Clínico Virgen de la Victoria en el año 2003, nunca olvidare ese día, una chica con muy buen porte y educada se acerco a nosotros, digiriéndose a mi madre le dijo con mucha dulzura y firmeza, hola soy enfermera de enlace me llamo Magdalena Cuevas, me envían del centro de Salud Portada Alta, para lo que me necesitéis, mi madre le contestó: muchas gracias y encantada de conocerle, mi hijo se llama Francisco, le decimos Fran, y mi nombre es Felicidad pero me dicen Milagro, la enfermera de enlace, enseguida se dio cuenta de la tristeza tan enorme que tenía mi madre, su semblante transmitía dolor y sus ojos reflejaban todo, estaba así porque no aceptaba, que me tuvieran que alimentar por un tubito que me pusieron en el estomago, estando yo tan sano y que siempre había comido como un cosaco, mi madre esperaba un milagro y que volviera yo a comer como antes, yo tampoco quería que me alimentase de ninguna forma, tampoco lo aceptaba, mi mente no era capaz de asimilar aquel cambio que estaba pasando en mi vida, cuando mi madre me iba a alimentar, y me acercaba la jeringa para ponerlo en el tubito, le sujetaba las muñecas con tanta fuerza, que sin yo quererlo le salían cardenales, yo no os puedo explicar que me pasaba por la cabeza, pero si os puedo asegurar que mi madre sufría al verme, la enfermera entendiendo por lo que estaba pasando mi madre le dijo Felicidad, mucha paciencia y no olvide que siempre que me necesitéis aquí estaré, y además le añadió, gracias a esa sonda su hijo vive, porque no hubiese resistido más tiempo sin comer, mi madre agacho la cabeza por evitar romper a llorar, pero esas palabras ya se lo habían dicho sus médicos internistas, ni mi madre ni yo olvidaremos a Magdalena Cuevas, por muchas cosas tan bonitas que nos decía, por su apoyo, por su simpatía, por su inteligencia, sabiduría, psicología, por su saber estar, desde mi blogs quiero darte las gracias, si a ti, mi enfermera de enlace, muchos besos, siempre te diré mi novia…..
Otro día os contare de mi otra novia enfermera, llamada Lourdes….. 
Me alegro de que tengas esas novias tan guapas y simpaticas!!!la verdad no es nada de esperar de mi amigo fran porque el es un todo corazon y mu wapoooo!!!
ResponderEliminarfran hijo no te las lleves a todas y dejame alguna para mi!!!!
decir gracias a magdalena y a lourdes por todo lo bueno que estan dando y a todas las personas que ayudan a vivir mejor sobre todo a fran.besos de javi tu fiel amigo.
Estoy de Acuerdo contigo Javi, las enfermeras que no han tocado tanto Magdalena como Lourdes,nos hacen la vida mas facil, y con su amor y su apoyo hacen posible que mucho de nosotros tiremos para adelante, ademas con sus forma de buscar soluciones y atajos te hacen ver las cosas de otra manera....q mas decir que muchas gracias a las dos, valeis vuestro peso en oro.....y solo hay que mirar el resultado la carita que tiene mi madre ahora y mi hermano Fran, miles de besitos y que os quiero mucho....
ResponderEliminarHola soy Magdalena, cuando conocí a Francis me sorprendió su alegría y lo cariñoso que es, siempre tiene una sonrisa para el que se acerca a saludarlo. Cuando conocí a Milagros vi a una madre muy preocupada, no sabía lo que le pasaba a su hijo. Ahora después de estos años veo cómo ha cambiado la situación, Francis sigue siendo alegre y Milagros está tranquila, más relajada. Con ellos he aprendido muchas cosas no sólo como enfermera, sino también como persona. Ya sabéis dónde estoy, Magda.
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